Hace ya un tiempo que se habla de la nube y no precisamente para hacer referencia al fenómeno meteorológico. También conocido como cloud computing se trata de una nueva forma de prestación de servicios informáticos que permite acceder a la información a través de internet sin que sea necesario instalar un software de forma previa.
Y es tal su relevancia en la actualidad –estudios recientes aseguran que el 53% de los profesionales de las Tecnologías de la Información (TI) ya la utilizan–, que el Centro Tecnológico de la Rioja (Logroño) acoge durante dos días –14 y 15 de abril– el Congreso Nacional Cloud. Este evento reunirá a más de 200 especialistas que analizarán todos los desafíos, ventajas e inconvenientes de esta nueva tecnología.
Pero, ¿para qué puede resultarnos útil? La respuesta es sencilla. Con la computación en nube ya no serán necesarias las memorias externas, los lápices USB y demás sistemas de almacenamiento. Este hecho reduce de manera considerable los gastos de inversión que tienen que realizar, por ejemplo, las empresas en lo que a sistemas informáticos se refiere.
Para los usuarios de a pie, además, supone una cuestión de comodidad al no tener que llevar a todas partes un soporte donde almacenar los archivos. De hecho, basta con descargar una simple aplicación e instalarla en nuestro teléfono móvil para que podamos visualizar y operar con los mismos archivos que hemos trabajado en nuestro PC.
Dropbox o Hootsuite son dos ejemplos de cómo se puede utilizar la nube. El primero de ellos permite a los usuarios almacenar y sincronizar archivos en línea y entre computadoras, así como compartir archivos y carpetas con otros usuarios. El segundo, sirve para gestionar al mismo tiempo varias cuentas de Facebook y Twitter, lo cual resulta muy útil cuando se trata de empresas que tienen que estar pendientes del contenido que, sobre ellas, aparece en las redes sociales. Ambos ofrecen servicios gratuitos aunque es posible aumentar su capacidad si se paga una cuota mensual.
Por supuesto, como en todo proceso de cambio, hay ciertas reticencias respecto a su funcionamiento y es que todavía nos puede resultar complicado comprender dónde está exactamente la nube o a qué lugar van nuestros archivos y si es posible que se pierdan. ¿Quién sabe? Quizá en su viaje hasta la nube se encuentren por el camino con los documentos que se pierden cuando nuestro ordenador deja de funcionar o con esos mails que enviamos y nunca llegan.