Qué es el benchmarking y cómo se aplica
En esta entrada de Simbolízate el Doctor Símbolo nos enseña el concepto de benchmarking. Juntos conoceremos qué es el benchmarking, para qué sirve y cómo se aplica entre otros temas de interés.
El benchmarking es una de las estrategias más utilizadas por las empresas cuyo objetivo es buscar una forma de mejorar sus productos, servicios o funcionamiento interno. Esta práctica surgió en Estados Unidos en los años 70, pero no fue hasta los 80 cuando este término empezó a popularizarse gracias a la compañía Xerox, ejemplo que veremos más adelante.
Pero, ¿en qué consiste el benchmarking? Es un proceso en el que se toma como referencia los productos, servicios o procesos de trabajo de las empresas que son líderes en su sector para compararlos con los de tu propia empresa y, posteriormente, poder realizar mejoras y llevarlas a cabo. Es decir, consiste en aprender qué están haciendo estas empresas para liderar dicho sector, y qué podemos hacer nosotros para llegar a ese posicionamiento.

Por tanto, el benchmarking se trata de un proceso utilizado para recopilar información e ideas nuevas para el desarrollo de tu empresa. Así conseguirás diseñar nuevas estrategias, técnicas y métodos que podrás mejorar y adaptar a tu nuevo modelo de empresa, además, se logra un alto nivel de competitividad.
Otra definición sería la del Director General de Xerox Corporation, David T. Keams afirma que: “El benchmarking es un proceso sistemático y continuo para evaluar los productos, servicios y procesos de trabajo de las organizaciones reconocidas como las mejores prácticas, de aquellos competidores más duros”. Esto se traduce en que este proceso consiste en tomar como referencia las mejores marcas y sacar lo mejor de sus estrategias, no consiste en copiarlas, sino en observarlas, añadir mejoras adaptadas a las necesidades de tu empresa, e implementarlas.
¿Para qué sirve el benchmarking?
El objetivo principal de este método es claro, mejorar la productividad de tu empresa. Muchas veces se confunde el proceso de benchmarking con el análisis de la competencia, pero este proceso va más allá. En resumen, el benchmarking sirve para detectar las buenas prácticas de otras empresas y mejorar las tuyas propias en base a ello.
¿Cómo se aplica el benchmarking?
Como todo proceso, el benchmarking también cuenta con una serie de etapas o fases que se deben seguir para aplicar el método de forma correcta. Estas etapas son:
- Planificación: esta primera etapa consiste en planificar la investigación que se va a llevar a cabo. Para cumplir con este objetivo principal tenemos que contestar a tres preguntas: ¿Qué quiero medir? ¿A quién voy a medir? ¿Cómo vamos a hacerlo?
- Datos: la etapa de recopilación de datos es fundamental para este proceso ya que el éxito o el fracaso del benchmarking depende en gran parte de esta recopilación de datos, por ello debemos ser cuidadosos con los datos recogidos y elegir bien de dónde los obtenemos. Podemos obtenerlos de diferentes fuentes como interna, asociaciones profesionales o investigaciones propias, etc.
- Análisis: el análisis se lleva a cabo cuando ya hemos recopilado toda la información necesaria. Es el momento de analizar qué diferencias hay entre las empresas estudiadas y la nuestra para poder identificar las debilidades y oportunidades con las que contamos. Una vez identificadas las diferencias proponemos mejoras para poder implementar en nuestra empresa, teniendo en cuenta que deben ser mejoras siempre viables.
- Acción: una vez analizada la información e identificadas las oportunidades basadas en el análisis de las empresas que hemos tomado como ejemplo, es el momento de adaptarlas a nuestra empresa, siempre añadiendo mejoras o ventajas que puedan aportar valor a nuestros clientes.
- Seguimiento y mejora: esta última etapa consiste en realizar un informe con toda la información relevante del proceso. El objetivo es que este método sea habitual en la empresa y se pueda retomar en trabajos posteriores y conseguir así una mejora continua.
¿Cuáles son sus objetivos?
El benchmarking supone un constante aprendizaje para tu empresa, este proceso en el que evaluamos las buenas prácticas que llevan a cabo las empresas líderes del mercado para después mejorarlas y añadirlas a nuestro plan de estrategias, cuenta con una serie de objetivos claros a desarrollar. Estos objetivos suelen ir acompañados de mejoras en alguno de los siguientes ámbitos:
- Niveles de calidad: aumentar la calidad de tu empresa tanto de forma interna como externa, es decir, tanto los clientes como los empleados deben percibir estas mejoras implantadas.
- Procesos: a través de la mejora de los procesos productivos actuales, conseguir unos nuevos procesos más eficientes.
- Mercado: al realizar un análisis de este tipo podremos conocer mejor el mercado al que nos estamos enfrentando, además de poder ser una referencia dentro del mercado gracias a la aplicación de las mejores prácticas.