El término tipografía se emplea para designar al estudio, diseño y clasificación de los tipos (letras) y las fuentes (familias de letras con características comunes), así como al diseño de caracteres unificados por propiedades visuales uniformes.
La finalidad de toda composición gráfica es transmitir un mensaje concreto. Para ello, el diseñador se vale de dos herramientas principales: la imagen y el texto.
Las imágenes aportan un aspecto visual muy importante a toda composición. Es capaz de transmitir por sí misma un mensaje de forma coherente. Sin embargo, el medio de transmisión de ideas por excelencia es la palabra, hablada o escrita. La esencia de un buen diseño gráfico consiste en comunicar ideas por medio de palabras escritas, combinada a menudo con dibujos o con fotografías.
Además de su componente significativo, cada letra es por sí misma un elemento gráfico, que aporta riqueza y belleza a la composición final. Pero, no solo es importante la imagen en diseño, sino que también debemos darle importancia a la elección de la tipografía en aspectos tan importantes como la publicidad y la imagen corporativa de una empresa, ya que de ella depende el mensaje que queremos comunicar.
La tipografía o fuentes de letras deben ir de acuerdo con todo aquello que la empresa o marca representan, y por tanto deben ser un reflejo de la armonía, dinamismo, consistencia, madurez y demás valores de la marca. La utilización de una u otra fuente en un texto puede cambiar por completo la intencionalidad del mismo. Pese a que muchos insisten en relegarla a un segundo plano, la tipografía es uno los pilares más importantes del diseño.
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