Las cosas si se hacen, se hacen bien o no se hacen. Con esta decisión y vehemencia Elvira y Laura, o Laura y Elvira, iniciaron hace ya dos años un proyecto más personal que profesional. Y es que ellas son el rostro, el alma y el corazón de ChocolaThé.
Todavía recuerdo qué sentí cuando entré por primera vez en su tienda. Es una pena que la web 2.0 no pueda transmitir olores y sensaciones porque describir el intenso aroma de los tés, del café recién molido o el amargo del chocolate puro no es una tarea fácil.
Hay que cruzar su puerta –como hiciera Alicia a través del espejo para entrar en el País de las Maravillas–, dejarse abrazar por la calidez de la tienda y lanzarse sin miedo a la caza y captura del té, café o chocolate perfectos de entre las muchísimas variedades que hay en ChocolaThé.
Y para ello, nada mejor que dejarse guiar por quienes más saben del tema. Laura y Elvira defienden el slow shopping. Esa forma de comprar y vender de nuestros mayores, en la que el tendero conocía a todos sus clientes. Porque para ellas, quienes entran en ChocolaThé son personas con un nombre, un rostro y una historia.
Elvira y Laura te acompañan en todo el proceso de tu compra, te orientan, te dan a probar; en definitiva, te dedican todo el tiempo del mundo para asegurarse de que cuando te vayas, lo hagas feliz y con unas ganas inmensas de llegar a casa a preparar el té o café elegidos y acompañarlos con las mil y una delicias que también hay en la tienda.
No me cabe duda que su forma de ser es lo que ha hecho posible que, con los tiempos que corren, una boutique de cafés, tés y chocolates cumpla su segundo aniversario. Habrá quien diga que es un logro sobrevivir a la jungla que son hoy el mercado y la competencia pero yo creo que no es así. Pienso que el hecho de que ChocolaThé cumpla dos años no es fruto de la casualidad o de la buena suerte, es simplemente el único resultado que puede dar el trabajo bien hecho y que nace del corazón.