El informe sobre “Presencia de Mujeres en puestos directivos” de Grant Thornton International Business Report en su evaluación de 2013 que analiza la evolución cuantitativa del género femenino en los altos cargos de poder de las grandes empresas, extrae como conclusión que a pesar de los avances legislativos que se han producido en nuestro país en la última década, con la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de Marzo”, para la Igualdad efectiva de hombres y mujeres, como uno de los marcos normativos más completos del mundo, sigue habiendo un techo de cristal que imposibilita la incorporación o el ascenso de las mujeres a los órganos directivos de las multinacionales.
Las mujeres ocuparon mundialmente el 24% de los cargos directivos en 2013, lo que suponía un avance de tres puntos respecto al informe anterior, y además la proporción a nivel internacional que cuenta con una mujer como consejera delegada ha aumentado del 9 al 14%, siendo ya el 19% de los consejeros en los Consejos de Administración.
Curiosamente, los países emergentes y en especial la zona geopolítica del sudeste asiático, sigue superando a las economías tradicionales u occidentales en cuanto a la presencia de mujeres en cargos directivos (en China las mujeres representan el 51% en contraposición con el 25% europeo o el 21% en Estados Unidos y Canadá).
En España, donde las mujeres representan ya más de la mitad de los nuevos titulados superiores, éstas ocupan el 21% de los cargos directivos. Tres puntos menos que en 2012. Este dato sitúa a nuestro país por debajo tanto de la media mundial como de la Unión Europea. Además, el 37% de las empresas de más de cien empleados no cuenta con ninguna mujer en su cúpula organizativa y el 63% de las empresas españolas se opone al establecimiento de cuotas femeninas en los Consejos de Administración y sólo un 5% de las mismas tiene planes para aumentar el porcentaje de mujeres en su directiva.
Es evidente que la actual legislación no ha cumplido con las expectativas marcadas y que desde la esfera empresarial falta implementar planes que ayuden a promocionar su presencia. Y este retraso en el cumplimiento de los objetivos que debían situar a España a la cabeza de la promoción de la Igualdad entre hombres y mujeres se produce cuando ya hay quien apunta que se debe comenzar a pensar en la incorporación de minorías (orientación sexual o raza) también en las altas responsabilidades de las empresas.