Hace ya varios años que los roles entre marca y consumidor están cambiando. La comunicación deja de ser un monólogo de las empresas, para pasar a ser una conversación con el cliente; es fundamental crear un vínculo. Ese vínculo incluye una conexión constante con nuestro púbico y además, una comunicación transparente. El consumidor necesita honestidad, ya que una marca deja de ser marca cuando miente, cuando ofrece algo que no puede dar, o cuando dice algo que hace algo, pero que no hace…
Anteriormente, lo principal para una empresa era vender, y ahora lo importante es permanecer. El cliente busca una conexión, algo que haga que elijamos una marca en vez de otra, y esto se consigue teniendo confianza mutua; no solo tiene que salir beneficiada una parte, sino ambas, de lo contrario no tendría ningún sentido.
La acción de la compra no es simplemente eso, es una apuesta por la marca dejando a las demás en el camino. Si elegimos una quiere decir que algo nos ha llamado la atención, que el trabajo que realiza esa empresa debe hacer algo bien, sino hubiéramos elegido otra.
Lo que necesitan las empresas y marcas de hoy en día, es gustar, y eso se consigue con simples acciones que el consumidor agradecerá. Contestar a un comentario en Facebook por ejemplo, es acercarte al cliente, ya estás creando un vínculo. Son acciones que no requieren de esfuerzo, y así demostramos a nuestro cliente que sabemos que existe, porque desgraciadamente hoy en día «quien tiene un cliente, tiene un tesoro».
Para conseguir el favor de su público, la marca debe hacer que cada uno de sus clientes sea único y especial, darles un trato personalizado. Debemos familiarizarnos con el consumidor, que se abran las barreras. Como leía en un artículo de Andy Stalman «Una marca que llega a la mente consigue un comportamiento, una marca que llega al corazón, consigue un compromiso«