Como todos sabemos, el pasado domingo 10 de febrero, tuvo lugar uno de los acontecimientos con más repercusión en el mundo musical – Grammy Awards – . Y es que los premios creados por la Recording Academy no dejan indiferente a nadie.
Estos galardones que vieron la luz por primera vez en 1959, tenían como objetivo enfrentarse al tremendo éxito que estaba despertando el Rock&Roll. Aunque años después, dicho estilo musical se añadió como una nueva categoría.
Desde el pasado 2011, año en el que las cifras de audiencia aumentaron estrepitosamente, muchas marcas empezaron a prestarle más atención a los espacios publicitarios. En ese mismo año el precio medio de un spot rondaba los 600.000 dólares, mientras que en el pasado año 2012 cada anuncio aumentó en 200.000 dólares.
Pero la estrecha relación de esta gala con la publicidad no se queda ahí, ya que las agencias utilizan el éxito de los galardonados para sus anuncios. Como fue el caso de la norteamericana Wieden + Kennedy que tras el tremendo éxito de la cantante británica Adele en 2012, decidieron convertirla en protagonista de anuncios publicitarios.
Además estos premios catapultan las ventas de los ganadores. Quizás la más marcada fuese la de Adele, que aumentó en 730.000 copias vendidas en Estados Unidos sólo en siete días. Con ello la artista consiguió ser la número 1 en las listas de ventas.
Este año, las cifras de audiencia no han sido las esperadas, 28 millones frente a los casi 40 del pasado año, no obstante estamos ante un evento que mueve mucho dinero ya no solo de forma directa sino también indirecta. Prueba de ello es que “We Are Young” de Fun & Janelle Moáne, ganadora del Grammy a la mejor canción del año, o “Babel” de Mumford & Sons, premiada con el Grammy al mejor álbum del año, han aumentado en pocos días el número de visitas y descargas.
Estos datos respaldan la eficacia de la publicidad en grandes eventos. Ahora la única cuestión es hasta cuándo seguirá aumentando…