En los comentarios al post «Tintas metálicas que dan muy buena impresión» un perspicaz lector nos hacía algunas preguntas sobre el reciclaje, contaminación, etc. de este tipo de productos. A través de este artículo trataremos de solventar algunas dudas… ¡y también anunciamos la nueva vía que nos ha abierto Rubén con sus comentarios!.
En primer lugar hay que decir que no es oro todo lo que reluce: la tinta dorada no contiene ni una micra del preciado metal, la de plata tampoco nos serviría para realizar medallas. Lo imaginabas,… ¿no?
Uno de los principales componentes de una tinta son los pigmentos: el material que refleja y absorbe selectivamente la luz y que por tanto genera el color. Desde hace años los pigmentos más dañinos -correspondientes con los metales pesados como el plomo, cadmio, cromo, etc.- han sido sustituidos. Sin embargo para otros componentes más inocuos no hay sustitutos fiables. El cobre, por ejemplo, es imprescindible para las tintas azules y verdes, mientras que el zinc es el componente estandar en todos los blancos y grises. La diferencia en el caso de los pigmentos para tintas metálicas y florescentes es que estos contienen entre un 70 y 80% de contenido metálico.
Pero además otra parte importante de la tinta es el tipo de resina líquida, conocida como «barniz», que se emplea en la fijación del color. Éste es un terreno en el que se ha avanzado mucho y desde hace tiempo los barnices al agua constituyen la primera respuesta al problema del satinado respetuoso con el medio ambiente. En cuanto a la eliminación de residuos hay que decir que todos los restos de barniz y las aguas sucias tienen que ser tratados como residuos de categoría especial de acuerdo con la reglamentación vigente.
Por su parte, el reciclaje del material gráfico con contenido metálico sigue el mismo camino que cualquier otro tipo de papel reciclado. Es decir, un largo, caro y costoso proceso que precisa de infraestructuras de recogida, transporte, separación de materiales, desmenuzado, procesado, etc. mucho mayores que los del papel de primera generación.
También sus tratamientos químicos son mucho mayores y más peligrosos. En el papel de primera generación se recurre al blanqueo químico para obtener un papel blanco. En el reciclado, es mucho más agresivo, ya que hay que eliminar tintas, tóner, barnices, plastificados, etc.
Pero ese un tema para ocuparnos más detenidamente en otro momento y con ayuda de profesionales, puesto que en vista del amplio e interesante temario que se nos puede plantear a la hora de hablar de impresión y creación de material gráfico, hemos decidido recurrir a los que más saben: trataremos de abordar estas cuestiones con ayuda de los profesionales de Gráficas Azorín, la potente empresa eldense que mejor conoce este tipo de trabajos y que, a partir de ahora, también colaborará en esta serie de artículos. ¡Vamos a aprender mucho!.