Últimamente las empresas se han visto contagiadas de “dospuntoceritis” y muchas se dejan llevar por esta fiebre sin saber muy bien a donde. La reflexión que queremos compartir hoy es algo que repetimos una y otra vez en nuestros cursos: no es necesario que estemos en todas partes, sino saber dónde necesitamos estar o donde podemos obtener beneficios, ya sea en términos de imagen, ventas, visibilidad, etc.
Lo vemos a diario, sobre todo en Facebook, donde muchas empresas entran porque han oído que ahora “hay que estar”. Pues probablemente sí, pero pueden haber muchas circunstancias por las que la presencia en Facebook o cualquier otra red (hay quien se abre un Twitter sin tener nada que decir, un canal en Youtube sin tener material audiovisual…) nos puede resultar inútil o incluso, perjudicarnos.
Primero, poniendo Facebook como ejemplo, la obsesión por estar, sin conocer el medio, puede llevar a las empresas a crear un perfil personal (con los consiguientes problemas que esto genera: riesgo de eliminación del perfil, daño a la imagen de la empresa y limitaciones a la hora de medir la actividad, por ejemplo). Pero además, si en el modo offline tenemos algún problema de reputación, la exposición pública puede generar una serie de críticas que no estaremos preparados para recibir. Y tal vez, por el tipo de negocio tampoco nos interese estar presentes en una red social, abierta a la interacción y que se basa en compartir contenidos. Dejemos que Batman nos lo explique mejor:
Lo que debemos establecer primeramente es una estrategia: preguntarnos qué es lo qué queremos (objetivos), a quién nos dirigimos (público), cuál es nuestra filosofía empresarial, el tono que queremos emplear y los contenidos que queremos compartir, así como conocer cuál es nuestra disponibilidad y compromiso para gestionar estas redes con profesionalidad (¿tenemos tiempo, recursos y personal para mantenerlas?). Al definir correctamente esta estrategia, nos daremos cuenta de que no necesitamos estar en todas partes, sino preguntarnos qué vamos a conseguir en cada plataforma y actuar en base a los objetivos planteados.
Hace tiempo que (la mayoría) comprendimos que esta estrategia es necesaria para los medios tradicionales, ¿por qué en medios sociales nos saltamos este paso? Quizá porque el «do it yourself», es decir, el hecho de que todos tengamos acceso a manejar estos medios, nos lleva a pensar que es tan fácil que podemos obviar la estrategia.