Hace ya unos meses que Google presentó su nuevo invento, el prototipo de unas gafas “inteligentes” llamadas “Google Glass Explorer Edition”. Este gadget dispone de una cámara integrada y una pequeña pantalla colocada ligeramente por encima de la línea de visión en la que se proyectan contenidos, como imágenes, vídeos o correos electrónicos. Pues bien, la tecnología no se iba a parar en este punto.
El consumidor ahora es presa del hedonismo y busca más que nunca sentirse especial. Muestra de ello son los conciertos para 50 personas en las tiendas, las exposiciones de arte “exprés” que permanecen en una misma ciudad apenas dos días o las clases casi particulares en la Apple Store acerca del funcionamiento de sus productos.
Pero en un mundo donde la tendencia está en comprar a través de la red, la principal preocupación es si realmente nos gustará. Por este mismo motivo se impone cada vez con más fuerza el marketing basado en los sentidos. Este tipo de marketing llamado sensorial o multisensorial, cuando combina varios sentidos, tiene el objetivo de crear en el consumidor experiencias a través de la vista, el sonido, el tacto, el gusto y el olfato.
Está demostrado que si el consumidor está de buen humor mientras compra, el consumo aumenta. Por esta misma razón, convertir el momento de la compra en un momento de confort y placer sensorial nos permitirá ya no solo un mayor consumo, sino también un mayor índice de regreso.
Pero además, todos los estímulos sensoriales se almacenan en nuestra memoria, permitiéndonos recuperarlos cada vez que volvamos a experimentarlos. Es por eso que un olor tiene la capacidad de transportarnos a un momento ya vivido, una canción a una persona o lugar especial, etc.
Con la importancia que ha adquirido este tipo de marketing, se hacen necesarias otras formas publicitarias, como el odotipo o el sonotipo. Estos dos grandes desconocidos son un aroma y una marca sonora corporativa respectivamente.
No obstante, todo esto puede parecer, a priori, paradójico. Y es que cada vez es más corriente comprar a través de Internet, medio que a simple vista anula el marketing sensorial. Pero ¿quién ha dicho que no podemos saborear, tocar y oler las cosas que nos venden en la red? La tecnología cada vez avanza más y más rápido, y fruto de ello tenemos inventos como las Google Glass o las cucharas sensoriales diseñadas por Jinhyun Jeon que provocan nuevas y buenas experiencias en los consumidores.
La tecnología nunca deja de sorprendernos, hoy son unas cucharas que estimulan el gusto pero quién sabe qué nuevo invento puede asombrarnos mañana. Así que debemos ponernos manos a la obra, aún quedan muchas cosas por descubrir.