En los últimos años hemos sido espectadores de la evolución de un nuevo tipo de comunicación que se ha ido popularizando con una rapidez digna del contexto de los tiempos de cambios tecnológicos de los que somos partícipes: la comunicación en las redes sociales y en los sistemas de mensajería instantánea.
En una sociedad cada vez más hiperconectada y ubicua, acostumbrada un ritmo de vida vertiginoso, donde se prima la eficacia y la rapidez de las formas, parece natural que hayan surgido nuevos modelos de comunicación que acorten las distancias interpersonales de una manera también fácil y rápida, modificando las relaciones sociales en forma y modo de realizarse.
Actualmente, un gran porcentaje de la población española (79%) utiliza diariamente estos medios para establecer relaciones o contacto con las personas de su entorno, influyendo éstas en las interacciones tanto personales, como sentimentales y laborales. Además de mediar también sobre los tiempos de ocio. Políticos, deportistas y diversas celebridades han visto en las redes sociales un nuevo modo de acercamiento y comunicación para transmitir al mundo sus inquietudes. Así como las empresas, que han encontrado un nuevo hueco para vender sus productos de forma personalizada y especializada, ofreciendo al consumidor una comunicación basada en el feedback.
Esta irrupción de las redes sociales en la sociedad, ha generado la aparición de lo que se conoce como individualismo conectado, donde lo común y lo individual convergen para una mejora de la satisfacción de las necesidades humanas. Una nueva era en la cual, el individuo está modificando los procesos de socialización y desarrollo, dentro del nuevo paradigma de hiperconectividad tecnológica en el que nos encontramos.