En los tiempos que corren y con la situación actual de la publicidad, cada vez es más frecuente encontrar soportes publicitarios en los lugares menos pensados. Y es que las empresas buscan nuevos métodos capaces de comunicar de la forma más efectiva posible.
Recientes estudios afirman que una persona está expuesta aproximadamente a unos 3.000 impactos publicitarios al día, pudiendo llegar a se más de 5.000 en las grandes ciudades. Pero evidentemente el mundo cambia y la publicidad no se iba a quedar atrás. La última tendencia es utilizar a las personas como soporte publicitario.
Si partimos de la prohibición del conocido “hombre anuncio” con la frase de “Se prohíbe la utilización de personas como soporte publicitario”, esta técnica debería estar vedada. No obstante, debemos ser conscientes de que día a día servimos de soporte a muchas marcas de forma gratuita sin importarnos, como cuando vestimos y consumimos determinadas marcas. Así que ¿por qué no dar un paso más y recibir dinero por ello?
Hoy lo último es tatuarse determinada marca y pasar a ser un anuncio andante con todas las de la ley. Atrás han quedado los soportes efímeros, ahora tu marca puede ser recordada eternamente en el cuerpo de aquel que decida ser tu soporte publicitario.
Es el caso de una empresa de aerolíneas de Nueva Zelanda, que ofrecía casi 500€ por tatuarse su logotipo en la cabeza rapada. ¿El motivo? Lo que una persona ve en la cola de embarque es la nuca de la persona de enfrente.
Pero tal vez el caso más extremo es el de una mujer que se tatuó la web de una cadena hotelera en la frente por 10.000 dólares, convirtiéndose así en la primera mujer con el logo de una compañía tatuado como forma de publicidad alternativa.
Lo más reciente en este tipo de soportes ha sido la idea de un empresario neoyorquino. Quien tras ver cómo uno de sus trabajadores se había tatuado la marca de forma voluntaria, decidió aumentar un 15% el sueldo de aquellos trabajadores que decidieran hacer lo mismo.
Esto es amor y del bueno. Ahora bien, la pregunta es clara ¿qué estarías dispuesto a hacer por una marca?, ¿hasta dónde llega tu veneración por ellas?