Llum Quiñonero
Directora de Comunicación en Símbolo Ingenio Creativo
Ante la fuerza de las transformaciones que amanecen por todos los rincones de nuestra vida, sólo cabe como vitamina la más alta dosis de creatividad, ese estado que puede permitirnos asistir con flexibilidad a los cambios para sumarnos a ellos. La comunicación, imprescindible para cualquier empresa, nos ofrece nuevos territorios.
Decía Macluhan que somos lo que vemos y que formamos nuestras herramientas y luego éstas nos forman.
En un tiempo que percibimos como un instante, acaso como un parpadeo, buena parte de nuestra realidad parece haber cambiado. Son esas nuevas herramientas de la comunicación tan poderosas las que nos ofrecen otra mirada sobre nuestro entorno. Nos abren nuevas posibilidades y recrean unas oportunidades antes jamás imaginadas. Quienes puedan sumarse a esas transformaciones, estarán conectados. Quienes no logren ponerse al día quedarán postergados, excluidos. ¿De qué lado queremos estar?
Si la máquina de vapor condujo a la Humanidad de una estación de tren a otra a una velocidad antes jamás conocida, hoy las nuevas tecnologías, se han metido en nuestros bolsillos y nos conectan instantáneamente en un mapa sin trazado previo. No es una broma, ni un asunto de jóvenes frikis, aunque los jóvenes son sus principales protagonistas y valedores. La sociedad de masas, la sociedad de consumo que conocemos, está dándose unos bailes por las pantallas de los ordenadores personales, de los Ipod, de las Blackberry y están generando una nueva forma de estar en el mundo. Lo perciben los medios de comunicación tradicionales y lo saben los políticos. Lo saben los directivos de las grandes empresas multinacionales y comienzan a percatarse de su importancia las empresas medianas y pequeñas, aquellas más alejadas de la industria de la comunicación que necesitan hacerse reales en los nuevos medios para alcanzar a sus clientes, a los de siempre y , en espaecial, a los nuevos. Las herramientas de Internet han dinamitado el viejo concepto de comunicación. Los intentos de creación de opinión pública, las campañas de marketing transitan por nuevos territorios. El receptor –votantes, clientes, ciudadanos, lectores, usuarios—ha tomado la iniciativa, ha transformado su sustancia, ha abandonado su aislamiento. Ahora está unido a sólo un click con el resto y opina, ofrece, vende, convoca, critica, promueve, actúa en la red y fuera de ella, en espacios virtuales que resultan tan reales como los físicos porque están conectados y porque se suceden en el momento de la acción.
Según el reciente estudio España conecta, realizado por The Boston Consulting Group para Google el impacto de Internet en nuestra sociedad se extiende ya a lo largo de la mayor parte de actividades que realizamos tanto en nuestro tiempo de ocio como en el entorno profesional y aporta al PIB español 23.400 millones de euros de forma directa.
Vivimos momentos de extrema complejidad. La economía, la tecnología, las formas de trabajo y las condiciones laborales cambian vertiginosamente. Se desdibujan los mapas del mundo y las verdades incuestionables enferman de rigidez.
El alto nivel de sofisticación de los medios al que asistimos exige una mirada despierta, capaz de percibir las dificultades y diestra para buscar y ensayar las soluciones. Fluidez, flexibilidad, originalidad, viabilidad, elaboración, el proceso creativo nos reclama. La creatividad es un poder que todos podemos ejercer y la comunicación es su aliada principal. Conectémonos.