La industria del videojuego, que cumple apenas 40 años desde la aparición de pong , ha estado desde su creación a la delantera en cuanto a innovaciones técnicas, pero, ¿cómo ha sido la evolución de su narrativa?
Al igual que sucedió con la llegada del sonido al cine, el comienzo de cualquier medio basa sus avances en la técnica antes que en la calidad de sus historias, y es el caso de algunos juegos como en Beyond two souls, en el que, gracias a la tecnología de captación de movimiento, la calidad de la imagen es hiperrealista (difícilmente vamos a sorprendernos por una calidad superior a ésta).
Con ello no digo que las narraciones a las que estamos acostumbrados sean sencillas o sin profundidad, ni mucho menos, pero la inmensa mayoría no distan mucho de los libros juego en los que podías elegir tu propio final.
Imagen del videojuego Catherine en el que, según cómo respondas a una serie de preguntas, el juego terminará de una u otra manera
Sin embargo ya ha empezado a aparecer una respuesta a este vacío en la oferta, y es lo que llamaríamos Narrativas Emergentes. En ellas se dispone al jugador en un espacio con determinadas premisas, se construye un universo en el que todo se forma con bloques (como en Minecraft o en el que puedas construir tu casa como te plazca (como en Sims).
Aparentemente no hay ninguna narración en los dos ejemplos anteriores, ni siquiera una meta que alcanzar (pues podrías estar jugando ilimitadamente), sin embargo al propiciar el terreno de juego conseguimos que el jugador se sienta parte indispensable de ese universo, que es a lo que se encaminan todos los productos transmedia
Este, evidentemente, no es el único camino que pueden tomar los videojuegos para renovar su jugabilidad, pero sí que es un importante paso adelante dejar de ver al jugador como a un espectador y que éste pase a la acción.
Finalmente os invitamos a probar una alternativa de lo tradicional con Depict1, un breve juego de plataformas que desafía la estructura típica de este género (Tarda un poco en cargar).
Cèlia Pons Castelló