¿A quién queremos engañar? A todos nos hace gracia una cámara oculta. Nos crea curiosidad ver como reaccionamos ante situaciones fuera de lo común como el miedo o el pánico. Salimos de nuestra zona de confort y aflora el verdadero instinto de supervivencia, dejando a los espectadores que ven el suceso cómodamente en su casa muertos de la risa.
Esta es la clave de la nueva tendencia en publicidad, el prankvertising, que como ya os mencionamos en otra ocasión, consiste en asustar a gente desconocida y grabarla a través de cámara oculta con el objetivo de crear vídeos “terroríficamente virales”.
Este tipo de publicidad está siendo de lo más prometedora y es que, no solo tiene impacto en el momento de la ejecución, también las posteriores visualizaciones. Todo ello prolifera que se hable sobre ello y ayuda a generar conciencia sobre la marca.
Se trata de una nueva forma de captar la atención de los consumidores que se puede considerar más o menos lícita, pero que desde luego funciona. Solo hace falta echar un vistazo a los 35 millones de visionados que ha acumulado “Devil Baby Attack”, último gran éxito del “prankvertising”, en la primera semana de su estreno en Internet.
Pánico bajo control
Marcas como LG o Coca cola, estrenos de películas como Carrie o el departamento de transporte Inglés, ya han probado esta fórmula y no les ha ido nada mal, ¿pero hasta qué punto el fin justifica los medios? Os imagináis ir un día a una entrevista de trabajo con los nervios ya de punta y que os pase esto:
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En situaciones como esta el ser humano es imprevisible, y aunque a los espectadores nos arranquen alguna que otra carcajada estas reacciones, los responsables de estas campañas se lo toman muy enserio. Detrás de lo que se ve, hay un equipo que planifica todo hasta el más mínimo detalle para que todas las variables posibles estén bajo control y los “inocentes” no corran ningún tipo de peligro, eso sí, el susto no se lo quita nadie.
¿Qué os parece este nuevo modelo de marketing? ¿Os gustaría que os pusieran a prueba en la nueva campaña de prankvertising?
Cristina Domenech Samper