Tal y como se desarrollan actualmente las manifestaciones deportivas, la publicidad se ha hecho uña y carne con el deporte a base de patrocinios. Gracias a la publicidad, el deporte se puede practicar con la especialización y excelencia, consiguiendo que muchos deportistas sean soportes publicitarios para algunas marcas. Este ejemplo lo podemos encontrar repasando la actividad deportiva de nuestro país, ya que el deporte español está de moda porque brilla con luz propia gracias a los resultados que nuestros deportistas consiguen prácticamente a diario.
No podemos percibir el deporte sin publicidad, cada deportista está compuesto de una o varias marcas que lo representa y viceversa, es decir, todo lo que ellos digan o hagan, dentro y fuera de carrera, influirá en la imagen de dicha marca a la hora de ser percibida por el público. Cada vez se utiliza más este tipo patrocinio basado en valores que perduren y desarrollen una conexión positiva con los consumidores.
Uno de los ejemplos mas recientes y exitoso en lo que a este modelo representa es la apuesta de Endesa por la Liga ACB de baloncesto. La compañía energética patrocina la competición desde la temporada pasada y lo hará hasta el 2015 cambiando la percepción social de la compañía a través de la canasta, consiguiendo así, una repercusión mundial.
“El baloncesto es un deporte familiar, con multitud de valores, donde se castiga el juego sucio y cuando se hace una falta personal hay que levantar la mano y reconocerla, es un deporte de colaboración y equipo” dijo Alfonso López, director de comunicación de la marca en una entrevista el pasado año.
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Pero, también existen otros tipos de sponsorización más globales en los que intervienen los retos y avances de la revolución tecnológica. Éstos diversifican el manejo y difusión de contenidos buscando el equilibrios entre lo corriente y lo asombroso. Es el caso de Red Bull, máxima referencia en cuanto a su solidez y seguimiento por parte del público.
Con el proyecto Stratos, el cuál cumple un año esta misma semana, la compañía de bebidas energéticas consiguió estar presente en todas las televisiones del mundo durante aproximadamente una semana ya que el salto tuvo que ser aplazando 7 días por causas meteorológicas.
El día que Felix Baumgartner rompía la barrera del sonido lanzándose al vacío a 1.342 km/h más de 5 millones de personas, solamente en España, pegaban sus caras al televisor, mientras que esta cifra era brutalmente superada en Internet, donde la misión fue emitida en directo desde YouTube alcanzando los 8 millones de espectadores y convirtiendo este evento en la emisión con más espectadores simultáneos de la historia del portal.
Además de una hazaña, aquel salto supuso una estratosférica campaña publicitaria de la compañía de bebidas energéticas Red Bull que patrocinaba el evento. Por algo menos de 50 millones de euros consiguieron que el hombre supersónico abriera todos los telediarios y fuera portada en casi todos los periódicos del mundo. Un paradigma de la simbiosis entre deporte y marketing de una empresa que también triunfa en la fórmula uno y demás deportes extremos.
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Todo esto no sería posible si nos olvidamos de los medios de comunicación, ya que a través de ellos recibimos miles de imágenes, sonidos y palabras definiendo, criticando, alabando y purificando el deporte y su publicidad. Sin este torrente informativo y este diluvio de imágenes el deporte se vería desnudo y sin expresividad.
¿Os imagináis el vacío que se crearía si durante una semana ningún medio hablara del deporte y su publicidad?