Ayer se presentó en sociedad un nuevo y rutilante edificio: el ADDA. El Auditorio de la Diputación de Alicante acogió la entrega de los premios “Importantes” del diario Información, un acto multitudinario que dio a conocer el interior de un edificio que, aunque de grandes proporciones y singularidad arquitectónica, ha optado antes por la funcionalidad que el alarde estético.
Casi todo está listo en el ADDA salvo retoques finales como la instalación de algunos equipos en los pasillos o la rotulación de los aseos, situación propicia para los equívocos. Aunque quizás la novedad más esperada sea la programación de su temporada inaugural. Los melómanos se preguntan si se optará por un modelo clásico como es el caso del Palau de la Música de Valencia, cuya predilección es la música sinfónica y orquestal aunque también abierta a otras artes como es el flamenco, o también alternará con artistas muy populares, como realiza habitualmente el Palau de la Música Catalana.
Pronto lo sabremos y como auditorio de carácter provincial se espera que la labor de comunicación y vínculo con las redes sociales llegue más allá de sus instalaciones en el Paseo de Campoamor. Lo cierto es que una visita a las webs de sus referentes en Valencia o Barcelona, indica un interés discreto por Internet y la comunicación con los usuarios.
En ambos casos se trata de webs destinadas principalmente a exponer la programación de manera bastante breve, eso sí, con el fin de vender entradas en la red, aunque no terminan de hacerlo bien. Por ejemplo la web del centro catalán exige 4 pasos no muy intuitivos para comprar una entrada (seleccionar concierto, zona, asiento y datos), de manera que se van sucediendo las pantalla y, lo que es más sorprendente, en ningún momento entramos en un entorno seguro bajo el protocolo https. El caso del auditorio valenciano casi es peor: más seguro pero todavía más lioso ya que directamente el enlace “Venta tickets online” nos dirige a la web general de Bancaja.
Pero no sólo en la conversión final de la visita (la compra de entradas) la comunicación es escasa, desde el primer momento nos encontramos perdidos en webs que no mantienen vínculos externos: las fichas técnicas no tienen enlaces a páginas de los artistas, tampoco ningún vídeo o grabación y, por supuesto, cualquier esperanza de sociabilidad (enlaces a redes sociales, posibilidad de compartir un evento, etc.) brilla por su ausencia.
El ADDA llega tiempo de superar las carencias de sus hermanos más mayores. El Auditorio de Alicante tiene la posibilidad de crear un espacio de referencia no sólo en lo físico si no también en lo virtual: un entorno en el que sea posible conocernos los amantes de determinada música o artista, en el que sea fácil engancharnos a un concierto no esperado gracias a la recomendaciones de nuestros “amigos” en las redes sociales o en el que podamos conseguir descuentos gracias al check-in cada vez que lo visitamos. Bienvenido el gran edificio del ADDA, esperamos saludar también a su alma 2.0